Como sería imposible mantener el polvo fuera de los motores de las carretillas elevadoras, Briggs trabajó con el equipo de ingeniería de Yale para especificar la flota original con tres opciones. Un diseño de bastidor más abierto, capós ventilados y un colador de pelusas situado enfrente del radiador que se puede retirar y lavar formaban parte todos ellos de una solución específica para la aplicación y diseñada para expulsar el polvo y evitar que provocara averías en las máquinas.
Craig Williams comentaba lo siguiente: “La original solución de Yale y Briggs nos dio la capacidad de monitorizar nuestra flota de forma adecuada, así como de identificar dónde y por qué estábamos incurriendo en costes adicionales. Hemos estado trabajando estrechamente desde entonces con nuestro equipo de apoyo dedicado de Briggs para identificar tendencias y tomar medidas para eliminar problemas antes de que aumente su gravedad, y los ahorros financieros han sido una auténtica revelación.
“Las nuevas carretillas de Yale y el soporte continuo de Briggs nos ayudarán a dar respuesta en tres frentes: junto a la capacidad para mantener el rendimiento operativo, nuestra configuración de manutención está preparada para mantener los costes en un nivel bajo y para aumentar al mismo tiempo la seguridad en el lugar de trabajo.”